Dos pontevedreses protestaron ante la cárcel coruñesa de Teixeiro por la excarcelación de la etarra Inés del Río
Ignacio Menéndez se desplazó este martes desde Pontevedra a las puertas de la cárcel coruñesa de Teixeiro. Llegó acompañado por otro vecino de la ciudad del Lérez, se situaron a 200 metros de la entrada a la prisión y desplegaron una bandera de España con el escudo tachado con una cruz negra. Es su particular forma de “protestar por la política de claudicación de este régimen de Juan Carlos de Borbón” que supone la excarcelación de la etarra Inés del Río.
Este martes la Audiencia Nacional decidió por unanimidad ordenar la inmediata excarcelación de la etarra después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo decretase que aplicar la doctrina Parot para mantenerla en prisión implica violar los derechos fundamentales.
En cuanto supieron la noticia, una veintena de familiares y amigos de Inés del Río acudieron a Teixeiro (donde lleva desde 2008) para recibirla a su salida. Ignacio Menéndez y su amigo también quisieron estar presentes y pusieron rumbo a la cárcel coruñesa.
Allí aguardaron durante dos horas, hasta que sobre las 16.30 horas de este martes la etarra abandonó el recinto penitenciario, la abrazaron y la taparon de la prensa con una ikurriña. Pese a la insistente lluvia, no se movieron ni un centímetro, aguardaron sujetando su bandera y, al paso del coche en el que iba ella, le gritaron “asesina”.
“Ni olvido ni perdono”, gritaron al paso del coche y mientras les retrataban decenas de cámaras y fotógrafos. Durante su espera se había unido a ellos un tercer ‘manifestante’ que llamó “hija de puta” a la etarra.
A su llegada a Teixeiro explicaron que ambos son vecinos del centro de Pontevedra, si bien Menéndez es natural de Madrid. Es militar retirado de la Legión e hijo de militar y acudió a las puertas de la prisión “a título individual”, sin las siglas de ninguna asociación, para manifestar su rechazo a que “el Estado claudicó” con la liberación de Del Río y con las siguientes que vendrán al no poder aplicarse la doctrina Parot.
En su opinión, dejar en libertad a “estos sinvergüenzas” que para él son los presos de ETA, hace que ya no se sientan representados por “el escudo que representa al actual estado de la monarquía parlamentaria”. No es víctima directa de ninguna acción terrorista, pero sí ha “vivido muy de cerca” al menos tres atentados y recuerda que como militar e hijo de militar ha vivido “décadas de persecución”.
A las puertas de Teixeiro, a modo simbólico, lanza una advertencia: “a partir de ahora, es el pueblo, es la nación, fuera de todo componente político, el que va a empezar a luchar contra esta gentuza y a tomarnos la justicia por nuestra mano. Si los tribunales no sirven para nada, nosotros sembraremos justicia”.
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