La división azul y Bilbao
Juan Chicharro Ortega* (R).- Todas las ideas son respetables cuando son nobles y se defienden con honradez. Ya sé que, hoy, las ideas por las que unos españoles fueron a luchar a Rusia contra la barbarie comunista no son hoy compartidas por muchos españoles y no españoles.
Me resulta, no obstante, mucho más difícil entender que ni siquiera sean capaces de reconocer y honrar la valentía y el heroísmo que aquellos jóvenes divisionarios mostraron al mundo. La aventura de la División Azul constituye una de las mayores gestas de las armas españolas en toda la historia.
La lucha en el Volchov o en Krasny Bor fue tan encarnizada, y el heroísmo tan manifiesto, que no hay palabras escritas que puedan ni por asomo aproximarse a la realidad de lo que allí sucedió; pero no es objeto de estas líneas el describirlas. Estas líneas están escritas en Bilbao; y es que he estado en esta Villa vascongada por la sencilla razón de asistir a un almuerzo organizado por unos valientes vascos para homenajear a la División española de Voluntarios.
Si, antes de salir de Madrid, entre allegados y afines cunde el asombro, ante el citado homenaje, qué decir cuando les confirmo que es en Bilbao.
Y es que la mentira y el odio se han instalado de tal forma en una parte de la sociedad vasca, la que está influida y manejada por políticos traidores, al amparo, también, de la cobardía de otros, que verdaderamente resulta ciertamente extraño un acto como éste.
Pero sí, unos vascos valientes han decidido, sin complejos, recordar y homenajear el heroísmo y valentía de unos españoles que en los años 40 del siglo pasado se echaron el fusil al hombro, atravesaron Europa y ganándose la admiración del ejército alemán resistieron los terribles embates de las hordas soviéticas con notable éxito.
Y, ¿qué tiene de raro que sea en Bilbao?
Vamos a ver, la historia de España es incomprensible sin la aportación de los vizcaínos, de los vascos, a la misma. No hay hazaña o epopeya histórica en la que las armas españolas hayan brillado sin la presencia continua y masiva, en ocasiones, de los líderes, soldados y marineros vascongados.
Les voy a recordar unos cuantos: los que participaron en las Navas de Tolosa, los que con Fernando III recuperaron Sevilla, Juan Sebastián de Elcano, Urdaneta , Urbieta, Lopez de Legazpi, Oquendo, Blas de Lezo, Churruca, Uriarte, Alonso de Ercilla, Zumalacárregui y así un largo etc. que llenarían páginas y páginas. Una simple visita al Panteón de Marinos Ilustres, por ejemplo, nos muestra cuanto digo.
No tengo duda que si estos gloriosos soldados y marinos, vascos hasta la médula, y por tanto más españoles que nadie, levantaran la cabeza muchas cosas iban a cambiar aquí.
Sí, hoy tengo la certeza que nada está perdido y la tengo al ver a estos jóvenes bilbaínos y donostiarras que han tenido la bravura de organizar este homenaje a los soldados de la División Azul. Sí señor, con un par…
*General de División de Infantería de Marina
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